jueves, 31 de marzo de 2016

(Advertencia #1)


Hay gente a la que le cuesta mucho vivir, a la que le cuesta tremendamente todo esto, puedes resistir a su lado y dar la talla, o puedes alejarte, tú eliges: lo que no puedes, lo que definitivamente no tienes ningún derecho a hacer es jugar a ponerte en su lugar sin tener la más remota idea de lo que es de verdad ser ellos, y sacar conclusiones incorrectas. Sólo quiero que lo tengáis muy en cuenta. Porque a lo mejor un día el click definitivo de la vida de una de esas personas puede estar en vuestras manos, o en una mirada vuestra de desaprobación, o en cualquier maldito gesto inoportuno. Sólo quiero que lo tengáis en cuenta, sólo eso.



Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016

domingo, 27 de marzo de 2016

"El color del tiempo" - Clarisse Nicoïdski


La editorial Sexto Piso ha recuperado una colección de textos que nos llegan como el eco de unas voces muy lejanas. Se trata de la poesía completa de Clarisse Nicoïdski, publicada al completo por primera vez, con traducción de Ernesto Kavi y en edición bilingüe. Todo un lujo. La obra se compone de tres partes principales: una de ellas dedicada a las partes del cuerpo que tienen un lenguaje propio (los ojos, las manos, la boca), es una colección de poemas que data de 1978; una recopilación dedicada a Federico García Lorca y, finalmente, los poemas de la obra “Caminos de palabras” (1980).

Puede que este libro posea más valor por lo que representa que por lo que contiene, es decir, los poemas de Clarisse son el testimonio escrito del idioma sefardí, que procede del castellano medieval y que está emparentado con el hebreo, turco y griego, y por eso, el mero hecho de tener este libro entre las manos es como sostener una pieza de un tesoro ancestral de gran riqueza. Leyendo los textos originales se perciben ecos del gallego, catalán, asturiano, portugués y aragonés, por lo que puede decirse que los poemas poseen música propia.

Los orígenes
Clarisse Nicoïdski (Lyon, 1938 – París, 1996) está considerada como la poeta en lengua sefardí más influyente del pasado siglo XX. Entre su obra literaria, prolija y muy heterogénea, encontramos multitud de novelas, un drama, un libreto de ópera, poesía y ensayo crítico de arte, así como una autobiografía. Según su propia introducción a este libro, su lengua materna era el francés, pero su madre era de raíces italianas y origen Sarajevo, y su padre también criado en Sarajevo; ambos se conocieron en España y fueron a casarse a Francia. Esto nos da una pista de la riqueza idiomática y cultural que asimiló Clarisse en su infancia. 

Cuando aún era joven y murió su madre, se percató de que con ella se perdía también la lengua de su infancia, y es que para los de su generación, la muerte de los padres significaba la muerte de un lenguaje. Así fue como se decidió a escribir estos poemas, para que sirvieran en cierto modo de oración (aunque la autora no creyese en ningún dios: era una superstición personal, algo que sentía que debía hacer por muchos motivos para poder seguir adelante), para que llegasen a su madre como homenaje y para que esa hermosa lengua que ella le había enseñado no se perdiera. En su idioma, esto se denominaría un kadish, es decir, una oración que se canta por los muertos.

Las diferentes lenguas que todos sabemos
El poemario se encuentra dividido en tres títulos principales, uno de los cuales hace referencia a partes del cuerpo humano que parecen tener un lenguaje propio. El lenguaje corporal suele ser capaz de transmitir más información y matices que la lengua hablada. Así, los poemas de “Los ojos, las manos, la boca” transmiten, esta vez en sefardí, los pensamientos más recónditos de la mente de su autora. 

Se trata de poemas brevísimos en verso libre que suelen hacer referencia a temas muy primitivos, enraizados poderosamente a la Naturaleza y completamente desnudos. Muy frágiles en apariencia, aunque los arcanos que se mencionan sean poderosos e indestructibles. 

Si nos detenemos en los poemas de “Los ojos”, observaremos que se hacen continuas referencias a la luz, a los colores, soles, puertas, ventanas, sueños… en un continuo juego de palabras visual en el que la luz que vemos, también nos mira a nosotros. Destellos de luces naturales y artificiales y ojos que cuando se cierran, siguen hablando.

“Las manos”, capaces de transmitir pero también de ejecutar acciones, los instrumentos que utilizan en el idioma de sordomudos, y que sin darnos cuenta utilizamos todos para terminar de perfilar nuestras palabras cuando hablamos. Estos poemas, que son como una caricia, transmiten precisamente el lenguaje del contacto físico, capaz de lo más terrible y de lo más hermoso. 

Por último, “La boca”, el instrumento del lenguaje hablado. En estos poemas se definen las sensaciones que pueden producir las palabras pronunciadas en voz alta, haciendo alusiones por ejemplo a elementos sonoros naturales. Son como una advertencia para que cuidemos lo que expresamos en voz alta.

Influencias, homenajes y otros caminos
Uno de los grupos de poemas recogidos en este libro, es un homenaje directo a la figura de Federico García Lorca, y en ellos Clarisse trata de transmitir todos los conceptos y enseñanzas que asimiló leyendo los poemas de uno de sus poetas favoritos: la injusticia, la tierra, el dolor, la belleza de las cosas simples… Esa economía de palabras y las continuas referencias naturales entroncan la poesía de esta autora con la de Anne Sexton y Sylvia Plath.

Pero los poemas más hermosos se encuentran en el último grupo, titulado “Caminos de palabras”. De uno de los poemas de esta parte procede el precioso y sugerente verso que da título al libro, “El color del tiempo”: es un poema que habla del paso del tiempo y del cambio de las estaciones, podemos pensar que también hace alusión indirecta a los cambios que se producen en los idiomas, (leitmotiv de toda la obra) como entes vivos que evolucionan, se van transformando y mueren. 

me colgaré a tus labios
como un canto
si me dejas
como palabra de maldición
me colgaré
a tu hora
cuando se detenga
de espanto
en las calles de mi pasado
donde estarás
caminando

Son poemas más redondos y completos que mezclan, ya más depuradas, las mismas influencias recogidas en los poemas anteriores. La lectura de este libro es un delicado viaje al pasado, un recorrido por todas las cosas que nos conforman. No debería darnos miedo mirar atrás de vez en cuando, aunque recordar sea a veces doloroso. Es más fácil hacerlo de la mano de esta estupenda poeta y de sus versos cálidos del color de la tierra y de los rayos del sol: os recomiendo seriamente este viaje.

jueves, 24 de marzo de 2016

Síndrome de abstinencia


Sólo anulará mi voluntad quien huela exactamente igual que tú


Habíamos atravesado océanos de tiempo en unas horas.
Acabábamos de culminar por fin la cima de la improvisación.
Las antorchas allí abajo señalaban que franqueábamos
las extrañas coordenadas de mirarnos a los ojos esa noche.
En ese lugar dejarse llevar por la corriente no era una elección.

Era físicamente imposible ir más deprisa:
era una distopía en el ciberespacio.
Otra mentira camuflada de ilusión.

Un control de abstinencia,
el sabor del asfalto en el espejo
miradas con signos de interrogación,
la Vía Láctea arrojando brillos de desprecio;
un camino que debió transitarse a solas.

Desde entonces ha pasado tan solo
una noche cada vez más larga.
Un cometa desconocido
que dibuja tras la estela de la Luna
una trayectoria incierta.

Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016

El algoritmo de Ada - James Essinger


Actualmente, existe una corriente feminista reivindicativa muy potente, que se plasma en un enorme interés por dirigir el foco hacia los nombres de un sinfín de mujeres que participaron de forma activa en la vida teórica y técnica de su tiempo, trabajando como auténticas profesionales y favoreciendo con su esfuerzo el progreso de las artes y las ciencias; y cuyos nombres y aportaciones fueron conscientemente eliminados por sus coetáneos por el simple hecho de ser mujeres.

He aquí un ejemplo más de esta corriente, las investigaciones del inglés James Essinger sobre la vida y obra de Ada Lovelace, quien poseía una mente brillante y genial y que sin embargo no pudo desarrollar todo su potencial por culpa de su género, y que además ha pasado a la posteridad maltratada por los autores que se han esforzado en poner en duda sus aportaciones a pesar de ser de alguna manera precursoras de la informática actual y, cómo no, por ser la hija de un poeta popular y caprichoso al que ni siquiera conoció nunca en persona.


Haciendo Herstory

Aunque este término no se menciona en esta biografía, podemos incluir esta obra, sin duda, en la iniciativa que Robin Morgan (Lugar de nacimiento, Año) creó para referirse a la Historia protagonizada por mujeres, o que, mejor dicho, incluía a las mujeres de forma natural, sin sexualizarlas ni marginarlas. Se trata de un juego de palabras que pone de relieve el hecho de que, hasta ahora, siempre se ha tendido a narrar los acontecimientos históricos desde un punto de vista masculino, y de ahí el truncamiento del pronombre femenino inglés HERstory en contraposición al clásico HIStory.

Ada Lovelace, ó Augusta Ada Byron de niña, nació el 10 de diciembre de 1815 en el número 13 de Piccadilly Terrace, Londres. Cuando la pequeña contaba con tan solo un mes de vida, su madre huyó de la residencia familiar, llevándosela con ella para escapar de la penosa existencia que llevaba junto al famoso poeta Lord Byron, quien no sale muy bien parado bajo la descripción que de él hace James Essinger en esta biografía: queda bastante claro que se trataba de una personalidad enfermiza que, pese a la fascinación inicial que producía a quienes le conocían, más bien convenía mantener lejos.

Así pues, su infancia se desarrolló en el seno de una familia perteneciente a la clase alta, pero abochornada por las deudas, las maledicencias de sus coetáneos, y en una sociedad profundamente patriarcal y misógina donde era habitual pensar que la biología dotaba a las mujeres de cerebros más pequeños que los hombres, por lo que estaban incapacitadas para cualquier actividad profesional  y debían ser educadas únicamente para ser sumisas y serviciales esposas.


Las aportaciones de Ada Lovelace a la informática

Ada Lovelace creció bajo la férrea educación de su madre, quien no estaba dispuesta a que su hija se desviase del camino que había diseñado para ella. Se empeñó en estructurar su mente a través de métodos racionales para que no sucumbiera a las ensoñaciones poéticas de su padre, temiendo que de forma natural las heredara.

Con el paso del tiempo, Ada demostró fuertes aptitudes para las ciencias, y en este sentido Essinger explica bien cómo pasó su corta vida buscando con tenacidad mentores con los que aprender cada vez más, para tener acceso a conocimientos que le estaban vetados y con los que estaba convencida de poder llegar a dar forma a muchas de las cosas que imaginaba: artilugios capaces de volar, o máquinas habilitadas para digitalizar datos y que se pudieran destinar a multitud de aplicaciones prácticas: máquinas, en fin, que hoy nos resultan cotidianas y obvias, pero que en aquel momento sólo eran quimeras y que convertían en locos a quienes las imaginaban.

A la sombra de Babbage, un gran matemático varón, como no podía ser menos, Ada tradujo y anotó prolijamente un artículo científico que explicaba el funcionamiento de la máquina analítica creada por éste, donde añadió por su cuenta la relación que ella establecía entre esta máquina y el telar de Jacquard, creado hacía poco tiempo y cuyo funcionamiento le había fascinado. Aunque no fue capaz de desarrollar el modo en que esto podría llevarse a cabo, supo (auguró) que la digitalización de datos podría aplicarse a multitud de procesos de tratamiento de información mediante el uso de algoritmos. Por desgracia, hasta mucho tiempo después estos indicios no tomaron forma, y podemos pensar que, de haberse dado más credibilidad a su trabajo de investigación, la informática podría haber nacido un siglo antes.


Pros y contras de la Herstory

Sin duda, me posiciono claramente a favor de que se otorgue justa presencia a las mujeres que han contribuido al progreso de la vida humana, aunque se haga inevitablemente de forma póstuma. Pero la tendencia no debe estancarse ahí, puesto que se limitaría a segregar por género aunque se hiciera de la forma más bienintencionada posible. Lo realmente interesante es que en algún momento, y de una vez por todas,  deje de diferenciarse a los humanos por una simple e irrelevante cuestión biológica, que en todo caso sólo afecta a la vida íntima de cada individuo y que, por tanto, a nadie importa.

Este libro es un paso más para conseguir la inclusión real e igualitaria de las mujeres en la vida profesional, y sin embargo, al tratarse de una biografía, no está exento de cuestiones personales que atañen únicamente a la vida personal de Ada Lovelace, y que, por tanto, a nadie deberían importar. Se hace constante hincapié, por ejemplo, en esclarecer si hubo o no un flirteo amoroso con su mentor Babbage, para colmo sin una respuesta clara; se enumeran también, prolijamente, los amoríos de su padre, quien se hizo famoso en gran medida por alardear de una intensa vida sexual, sin cuestionar la calidad de su obra, etc.

El origen de la informática, en fin, interesa principalmente y por definición a los propios informáticos: pero, al añadirse todo el embrollo relativo a la vida estrictamente personal de Ada Lovelace, se consigue ampliar considerablemente el público potencial de este libro, que buscará entre las páginas los modos en que Ada Lovelace accedió al conocimiento a pesar de ser mujer; de qué escabrosas e injustas maneras se la ocultó y acalló; cómo se sintió por todo ello su débil espíritu femenino; y de qué modo compaginó sus inclinaciones científicas con las obligaciones derivadas de la maternidad, etc. Es decir, su aportación profesional convenientemente aderezada de detalles morbosos.

A pesar de que toda esa parte podría reducirse considerablemente, este libro está muy bien documentado y aporta una gran cantidad de información muy interesante, está escrito con distancia y respeto y en muchas ocasiones deja a merced del lector las conclusiones, tras exponer los datos de alguna cuestión concreta, lo que es de agradecer, sin duda. Por todo ello lo considero un acierto y recomiendo su lectura.

miércoles, 23 de marzo de 2016

(*) bonus track

¿Sabes esa sensación como cuando recibes esa llamada y algo, que eres un poco tú misma de pequeña, se pone a pegar unos brincos increíbles por dentro, pero tú quieres disimular un poco al menos y entonces pones esa vocecita de como si no pasara casi nada? Pues es esa, es exactamente esa sensación.

Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016

lunes, 14 de marzo de 2016

Las luces nómadas - Esteban Martínez Serra



CAMIONES
¿Qué leyes actúan en este raro mecanismo
de la memoria? ¿Cómo se explica que recuerde
aquel camioncito con las bombonas de butano (…)
y no recuerde, en cambio, un beso de consuelo
o el tacto reparador de las manos de mi padre?
¿A qué extraña razón responde esta impostura?
¿Será que en esto de recordar, o de olvidar,
la invención propone el sabotaje?
Hijos, cuando en unos años me inventéis de nuevo (…)
recordad que vuestro padre fue feliz, a veces (…)


MORADAS
Hay casas con gatos,
aunque nadie los haya visto
merodeando entre los muebles.
Y casas con pájaros
—hasta enormes bandadas—
sin que por ello el aire se inquiete
en los estrechos corredores.
Incluso, lo sé, hay casas con lobos
que aúllan niebla equinoccial
por el ojo de las cerraduras,
 y casas con anacondas dormidas
y casas con tigres camuflados, expectantes.
En la nuestra, allá en la montaña,
sólo iridiscentes insectos de angustia
levantándose, algunas noches,
de los ojos inconcebibles de mamá.


CEMENTERIOS
¿Por qué aquí los cementerios
están en un lugar apartado y secundario,
a la intemperie de unos pocos hombres?
Yo quiero ciudades orgullosas de sus muertos,
que los dejen hablar libremente de sus cosas
en las plazas, bajo la sombra de un castaño,
en jardines familiares donde corre el vino
y los comentarios ociosos, pared con pared
de un centro comercial o de un teatro,
compartiendo patio con la escuela…
Si no es así, estar muerto será un agravio
y habrá que recordar que, ante la ley,
todos los hombres, sea cual sea su condición,
somos iguales.

miércoles, 9 de marzo de 2016

GENEALOGÍA


Ubicar tu sitio exacto en el planeta cada mañana
bastaba para que yo deviniese heroína
pasaba las horas flotando descalza
tejiendo un mapa estelar
de tus contradicciones y las mías.

Nunca confesar secretos pero
he construido un arco perfecto de luces amarillas.

Acércate y deja que te susurre al oído
que la única forma de a-mar
es que no pongas nunca los pies en mi camino
y que no necesitas mis alas para volar.

Mi quinto elemento reta a un pulso al frío
y tú te preguntas
(¿para qué demonios me preguntas?)
los estigmas sólo toman forma, no se eligen:
despierto gritando cada noche
que sueño que ya no están.

Sus manos no van a salvarme
vuestras manos no ofrecen consuelo
las tuyas NO ESTABAN en ese jodido momento
eran tan solo las mías reflejadas frente a un espejo.

Afrodita mira al vacío con los ojos muy abiertos.
Las únicas manos que sujetaban los rayos
ya han muerto.

Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016

Nu)n(ca - Luigi Amara



El catálogo de otoño de la editorial Sexto Piso viene con una entrega impecable. Se trata del sexto libro de poemas del escritor Luigi Amara (Ciudad de México, 1971), un poemario muy especial que tiene una línea argumental tan precisa como delicada.

Si en otras ocasiones he hecho hincapié en la presentación formal de los libros de Sexto Piso, les aseguro que esta vez se han superado a sí mismos: tras las suaves tapas de cartón con textura ondulada, encontramos guardas dobles de color marrón y una postal ilustrada con una fotografía muy especial en torno a la cual giran los poemas.


El estupor

Este poemario gira en torno a un concepto muy especial: el estupor, o la fascinación que nos provoca todo aquello que se mantiene oculto.

Explica perfectamente Pascal Quignard, en su maravilloso “El nombre en la punta de la lengua” (Arena Libros, 2006), la sensación tan humana de intentar atrapar el nombre preciso para designar algo que se nos escapa, el ensueño en el que nos sumimos persiguiendo ese nombre que creemos estar a punto de atrapar, bailando en la punta de la lengua.

Pues bien, cuando Luigi Amara se puso frente a la antigua fotografía de la modelo desconocida que posa de espaldas, retratada por Onésipe Aguado, le abordaron una serie de sensaciones relacionadas con lo oculto y la imposibilidad de nombrar, y decidió volcarlas a esta pequeña colección de delicadísimos poemas (que bien puede entenderse como un poema largo, dividido en secciones; todos persiguen la misma temática y estilo, y ninguno de ellos tiene título individual).

Precisamente, en el mismo libro que citaba, decía Quignard que “El poema es el nombre encontrado (…) el poema es exactamente lo contrario que el nombre en la punta de la lengua”.

La maestría y la elegancia de estos textos residen precisamente en la aparente facilidad que tiene Luigi Amara a la hora de nombrar las cosas; así, por ejemplo, define el término “ruinas” como “los restos del pasado convertido en puzzle”. Su capacidad para nombrar lo inaprensible y mostrarla a los estupefactos lectores, sin salir de su abstracción, es comparable a la de Giorgio Agamben en “La muchacha indecible”, otro precioso libro de la misma editorial que comenté aquí hace algún tiempo.



La atracción del lado oculto

Pocas veces tendremos la oportunidad de asistir a un despliegue de talento tan grande para hacer un pie de foto tan perfecto como este, un pie de foto que es un poemario redondo. Derrocha sensibilidad mientras fabula e imagina, inventando diferentes vidas para la modelo de espaldas y meditando acerca de la atracción que siempre nos produce lo desconocido. En algunas ocasiones (como en este caso) aquello que deseamos descifrar puede llegar a convertirse en una obsesión.

A lo largo del poemario encontramos desperdigadas multitud de referencias cultas (literarias y pictóricas), que lo enriquecen ofreciendo otras posibilidades al lector más allá de este libro. Por ejemplo, encontramos algunas ligeramente ocultas como esta de Melville: “Como un Ahab terrestre / tras la ballena blanca / de aquel hombro”; y otras totalmente explícitas como a Thomas de Quincey, René Magritte, John Asbery, Yves Klein, Velázquez… y un largo etcétera.

Todas ellas muy buenas y oportunas, aunque la forma de intercalarlas sea casi siempre demasiado obvia: sería interesante que estuvieran un poco más veladas y así jugaran con la inteligencia del lector. En cualquier caso, aportan una cantidad increíble de matices a los versos donde se incluyen.


Aquello que se nos niega

Me quedo con una de las conclusiones que se desprenden de la lectura de este poemario: la que insinúa que un retrato de una mujer de espaldas es una forma de representar gráficamente que las mujeres deben de decir “no”, en muchas ocasiones, dejando al lector el desarrollo del amplísimo argumentario que se deriva de esta idea.

Hacia la última parte del libro, los poemas se vuelven más narrativos y oníricos, mostrando imágenes ligeramente esquizoides: no tan descriptivo, o quizá no de una manera tan clara, sino muy abstraída y críptica.

Ya en el final, a través de precisas referencias mitológicas, Amara concluye que el personaje sin rostro no ha de ser sino la misma Muerte. En esta parte vuelca sus miedos, le aterra el frío implacable de su beso: lo anticipa, y tiembla. Así pues, este libro es una profunda reflexión filosófica en forma de poema. Lúcida y elegante, sutil e inteligente, tengo que quitarme el sombrero una vez más. Mirando a los ojos y de frente, dando la cara, eso sí: me ha encantado.

jueves, 3 de marzo de 2016

ECO-LOCALIZACIÓN


Me tatuaré en el rostro el retrato de mi musa
el día que dé la cara
(sus ojos sobre mis ojos, sus labios sobre los míos…),
y será el acto de amor más salvaje
que se haya llevado a cabo jamás
en nombre de la Literatura.

Puedes quedarte en tierra dándole la mano al miedo,
yo me subo al tren de los vivos colándome sin pagar.

Tú ganabas el Oscar al mejor actor
cada noche que pasabas a mi lado;
yo me quemaba los dedos sobre la alfombra roja
girando los focos para que apuntaran en tu dirección.

Pero cómo vas a ser feliz maldita sea
quién demonios puede serlo
flotando boca arriba en el Mar Muerto
atrapado en un hechizo de arena y sal,
lanzando plegarias huecas
al dios de la evisceración.

Y ahora explícame por favor cómo puedo tener miedo si no sangro.
Por qué al instinto animal lo llaman sentido de la orientación.
Exactamente de qué manera encontré tu casa con un mapa de juguete.
Cómo conseguí abrazarte si insistes que ya no estabas.
De qué raza era la criatura que rastreó el camino en mi dirección.

La forma exacta en que fui feliz por un segundo
cuando puse ante tus pies algo
tan viejo como el mundo.

Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016

Nightmare

The nightmare - John Henry Fuseli
" Una yegua en la noche, eso es lo que muchos creen, hasta los propios ingleses, que significa su palabra nightmare, cuya traducción correcta es 'pesadilla' pero que literalmente parece querer decir 'yegua de la noche o nocturna' y no es así sin embargo, también eso lo estudié de joven, y el nombre mare tiene dos orígenes según vaya solo o con la palabra 'noche', cuando se refiere a la yegua viene del anglosajón mêre, que significaba eso mismo, y en la pesadilla la procedencia es en cambio mara si mal no recuerdo, que significaba 'íncubo', el espíritu maligno o demonio o duende que se sentaba o yacía sobre el durmiente aplastándole el pecho y causándole la opresión de la pesadilla, comerciando a veces carnalmente con él o ella aunque si es con él el espíritu es femenino y se llama súcubo y está debajo, y si es con ella es masculino y entonces sí es íncubo y se pone encima: pese yo mañana sobre tu alma, sea yo plomo en el interior de tu pecho que te lleve a la ruina, la vergüenza y la muerte, quizá la banshee que anunciaba con sus gemidos y gritos y cánticos la muerte en Irlanda había pertenecido a ese género, en mi caminata había visto a alguna vieja harapienta y errante, tal vez una banshee que aún no sabía a qué hogar dirigirse esa noche para entonar su lamento, tal vez se encaminaría hacia el que fue una vez mío, yo ya no vivía allí y estaba por tanto a salvo (...) "

Javier Marías
"Mañana en la batalla piensa en mí"

martes, 1 de marzo de 2016

Nana para invocar al insomnio


Este atardecer, detrás del último brillo de sol
conduciré hasta el lugar más alto de la ciudad
como un gato negro gigante rugiente y señor de los tejados;
ignorando la luz de los semáforos,
adelantando por la derecha a la cordura,
guiándome por los destellos de los tubos de neón.

Sonriendo cada vez que uno de vosotros se agite en sueños.

Palpitando lo que aún haya de animal
bajo esta coraza de cristal, terciopelo
y cuero de imitación.

Como un príncipe Vlad desentrenado
que se clava los colmillos en su propia carne
cuando recuerda tu olor.

Como una sirena mecánica naufragada
en un espejismo nocturno
de irrealidad y frío.

Con los ojos inyectados en sangre
el tiempo girando a mi alrededor
la brisa olvidada de las ciudades del norte
tus dedos hambrientos enredándose en mi pelo
el chillido de los murciélagos helando la sangre en las venas
la fórmula indescifrable del almizcle de nuestro sudor.

He de entender que ni las runas, ni los astros
ni las líneas de mis manos han indicado que aún sea
hora de dormir.
No debo.

Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016

Beowulf - J.R.R. Tolkien tr.


Beowulf es un poema épico anónimo, una epopeya cuyo origen se sitúa entre los siglos VIII y XII, dependiendo de las fuentes que lo han estudiado. Actualmente, el original se encuentra en la British Library de Londres, en un delicado estado de conservación. Fue escrito originalmente en inglés antiguo, en verso aliterativo (que consiste en la repetición de fonemas al principio de las palabras). La editorial Minotauro lo ha incluido en su lujosa colección “Biblioteca Tolkien”, con una cuidadísima y magnífica edición, que incluye comentarios y otros textos originales de Tolkien, además de varias ilustraciones de su autoría.

J.R.R. Tolkien dedicó su vida a la literatura, y además de crear un mundo nuevo en sus libros, creando toda una mitología inglesa, recuperó escritos antiguos mediante la traducción al inglés moderno. Es el caso del relato medieval “Sir Gawain y el caballero verde”, considerado uno de los mejores textos artúricos ingleses: no solo lo tradujo sino que también se encargó de su edición, y podemos decir que gracias a él tenemos hoy día acceso a esta maravillosa obra, cuya edición prologada por Luis Alberto de Cuenca y con traducción de Francisco Torres Oliver podemos consultar aquí.



Una mirada a la literatura del pasado

Resulta muy enriquecedor detenerse por un instante, echar un vistazo hacia atrás y recuperar las obras antiguas. No podemos pretender haberlo inventado todo en el siglo XXI y resulta cada vez más evidente que existe un palpable desapego por todo lo pretérito, como si no fuera precisamente eso lo que nos conforma y sobre lo que caminamos en el presente.

Además, sin una formación clásica es muy difícil formar adecuadamente nuestro criterio. Como sucede en música, pintura y muchas otras disciplinas, una sólida base educativa resulta esencial para comprender en toda su complejidad el arte contemporáneo.

Esta edición de Beowulf no sólo resulta enriquecedora para conocer a fondo más aspectos acerca de la ingente obra de J.R.R. Tolkien, sino que también nos brinda una ocasión perfecta para acercarnos a la literatura épica que se realizaba hace cientos de años.


No solo para filólogos

En este libro encontramos mucho más que la traducción del poema “Beowulf” realizada por Tolkien. Para empezar, tenemos una introducción minuciosa de su hijo Christopher. Como suele suceder en todas las obras de su padre que se encarga de editar, leer sus explicaciones aporta información, pero resulta un tanto tedioso: no sólo explica detalladamente todo el proceso de escritura original y sus propias recuperaciones o transcripciones posteriores, sino que también se encarga de explicar de qué color era el papel original donde su padre escribió cierto tipo de notas al margen con qué tipo de letra y cambio de color en la tinta a partir de cierno número de verso… regando e l texto de la expresión “mi padre” de forma incansable.

Los amantes del universo Tolkien alaban la tarea de Christopher por acercarnos textos que tras la muerte del genio en 1973, se habrían quedado sin publicar, pero es cierto que sus introducciones y comentarios son exageradamente prolijos en detalles.

En cuanto al texto “Beowulf”, se trata de un poema épico narrativo de tiempo muy lento, que narra las aventuras del héroe que da nombre al poema, con un total de 2763 versos. En la primera parte encontramos a un Beowulf más joven que deberá enfrentarse al gigante Grendel y a su madre, una bruja absolutamente temible a quien también conseguirá vencer. Más adelante, y convertido ya en rey de los gautas, deberá librar al pueblo de la amenaza de un fiero dragón.


Un regalo inesperado

En un primer momento, puede parecer que la presentación formal de este libro aprovecha la fama del creador de los hobbits para vender a sus fans un libro que no escribió él, y que “tan solo” tradujo. Pues bien, tras leer el libro con detenimiento nos damos cuenta de que cualquier amante de la literatura épica clásica, y devoto lector de Tolkien, encontrará aquí buenos ejemplos acerca de la influencia que los textos antiguos tuvieron en la creación de la Tierra Media, ya que Tolkien tomó elementos de aquí y allá y conformó con ellos todo un mundo nuevo que sigue inspirando y asombrando a lectores de todas las edades alrededor del mundo.

Pero no sólo eso. También encontramos dos textos (un cuento y un poema narrativo) escritos por Tolkien en relación a las aventuras de Beowulf: “Sellic Spell” (“Un cuento maravilloso”) y “El Lay de Beowulf”.

También en este regalo final interviene Christopher, añadiendo a los textos originales todo tipo de anotaciones añadidas, como por ejemplo las explicaciones sobre su origen, las diferentes versiones que dieron lugar al texto final y, en el  caso de “Sellic Spell”, donde Tolkien se refiere a Beowulf como “Abejalobo”, también se incluye la traducción de este cuento al inglés antiguo, un esfuerzo que realizó Tolkien para dotar al texto de una expresión norteña que no se apreciaba de igual manera en inglés moderno.

Todo esto nos da una idea del ingente trabajo intelectual y filológico del maestro Tolkien, nos sumerge por unas horas en su mundo y nos sigue dando alas para soñar. Por todo ello, lo recomiendo no solo como lectura de entretenimiento o de verano, sino como libro de cabecera a tener muy en cuenta en la biblioteca Tolkien.

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